Juana Muñoz podrá ver la luz más allá de su domicilio gracias al vehículo adaptado que ha recibido tras los donativos de varios colectivos, hermandades y parroquias de la provincia.
Pese a no haber subido aún a la ambulancia que la llevará hasta los rincones más anhelados, Juana da muestra su enorme alegría, su dolencia pasa a un segundo plano al imaginar la primera parada que hará en esa ambulancia. Será, nos dice, «la casa de su madre».
Esta vecina de Conil, residente en Chiclana, sufre una enfermedad crónica que supone ser alérgico a multitud de agentes. Como consecuencia de ello, ni su familia, ni nadie que no esté esterilizado puede acceder a su habitación, ya que cualquier agente externo, especialmente artificial, puede ser fatal para ella.
Ahora y pese a seguir viviendo en esta cárcel de cristal, Juana mira al futuro con algo más de optimismo, porque en unos días podrá salir y llegar hasta donde su mente y su cuerpo quieran hacerlo.