Crece en 13 puntos el porcentaje de enfermeras y enfermeros que sufren el síndrome del profesional ‘quemado’ y así lo reconocen siete de cada diez, mientras que nueve de cada diez de estos profesionales se sienten estresados.
La gran sobrecarga y tensión laboral sufrida por las enfermeras y enfermeros durante la pandemia del Covid-19 ha supuesto un notable empeoramiento de su salud a nivel físico y psicológico. Siete de cada diez sufren el síndrome del profesional “quemado” y casi nueve de cada diez se sienten estresados, mientras que la ansiedad, el temor o la angustia afecta a la práctica totalidad de estos profesionales.
Estos son los primeros resultados de la macroencuesta realizada por el Sindicato de Enfermería, SATSE, a un total de 11.645 enfermeras y enfermeros de todas las autonomías durante el pasado mes de febrero y que evidencia de forma clara y rotunda que la falta de protección, medios y profesionales ha perjudicado al conjunto de estos profesionales que se han dedicado desde el inicio de la pandemia a cuidar y atender a millones de personas poniendo en todo momento en claro riesgo su salud y seguridad, así como la de sus personas más cercanas.
Según el estudio, en los últimos meses ha crecido en 13 puntos la sensación de estar quemado con el trabajo, pasando de un 56 por ciento a un 69 por ciento de los profesionales encuestados, mientras que el estrés ha aumentado de un 78 por ciento a más de un 88 por ciento, diez puntos más.
De igual manera, el sentimiento de agotamiento emocional también se dispara pasando de un 75 por ciento a más de un 88 por ciento de las enfermeras y enfermeros consultados, mientras que baja en casi 10 puntos el sentimiento de realización con el trabajo que se desempeña en su correspondiente unidad, servicio o centro sanitario, situándose éste en apenas un 40 por ciento.