domingo, noviembre 24, 2024
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La cuarta edición del Monkey Weekend, todo un éxito de público

La cuarta edición de Monkey Weekend, celebrada este pasado fin de semana un año más en El Puerto de Santa María colgando antes de su inicio el cartel de «entradas gotadas», se convierte en todo un éxito de público, revalida su apuesta por el talento emergente y consolida su naturaleza de festival único en su especie. Y, de paso, nos regala una mirada de optimismo al futuro inmediato.

Había ganas de reencuentro. ¡Y vaya si se ha notado! El festival amanecía el pasado viernes colgando el cartel de «entradas agotadas» por segunda vez en su corta pero exitosa trayectoria, tras el lleno absoluto de su edición en 2019 y el parón forzoso en 2020.

Desde la tarde de ese viernes, jornada inaugural de esta cuarta edición de Monkey Weekend, ya se veían recién llegados por las calles del centro de la localidad y el ruido de los trolleys traqueteando por las mismas. Una cuarta edición algo atípica aún, con menos espacios y aforo reducido en los mismos, y por supuesto sin esos escenarios gratuitos tan habituales en el festival. Pero desde su inicio el Monkey Weekend ya apuntaba a éxito, y también a ese «vayamos volviendo a la normalidad» que se convertía en un runrún durante todo el resto del fin de semana.

El Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca no tardó en abrir sus puertas y recibir a ese primer aluvión de un público ávido de retomar un Monkey —fuera Weekend o Week—y disfrutar la experiencia una vez más. Dentro del Teatro aguardaban los tres primeros conciertos de esta nueva edición: a unos entonados Marcos y Molduras les tocó romper el hielo, los vibrantes Mediapunta se encargaron de agitarlo con soltura, y Mujeres lo fundió —y a la platea, sin duda— con ese repertorio tan brillante como adictivo que tienen los catalanes y que el público coreó hasta la extenuación.

La jornada del sábado comenzó a lo grande. O al menos, a lo ruidoso. Programa doble de infarto en la Bodega Caballero del Castillo de San Marcos, con un público sentado al que le costaba seguir el ritmo sin moverse de su sitio. No era para menos: unos exultantes SecoSecoSeco, debutando en casa tras ese puñado de singles entre la no wave y el dadá que nos han regalado estos últimos meses, y unas contundentes Tiburona, que llegaban al festival de la mano de AIEnRUTa-Artistas y que demostraron sobre las tablas que son mucho más que una de las bandas de moda, se ganaron a pulso cada uno de los (muchos) aplausos propinados a la hora del vermú, cortesía de Lustau.

Y del aperitivo, al almuerzo. El restaurante Tohqa, con ese patio andaluz tan encantador y esa cocina de candela para relamerse, acogía otra sesión doble de ensueño. Primero llegarían Adiós Amores, que encandilaron a los comensales con su aroma retro y esas canciones que son todo un muestrario de orfebrería pop. Súmenle el decorado que tenían alrededor, con esas flores y ese verdor natural, y normal que el ambiente fuera tan estupendo. Y tras la calma, apareció la tormenta: ¡menudo jolgorio montó Juana Chicharro! Los madrileños, con su entregadísima frontwoman convertida en un fenómeno de la naturaleza, se metieron al público en el bolsillo desde el minuto cero y no lo soltaron hasta acabado el último suspiro.

La tarde de este singular Monkey Weekend se bifurcaba en dos direcciones, cuando habitualmente se habría ramificado en tropecientas. Claro que Covid y restricciones actuales obligan, y solo dos espacios acogían la programación hasta la noche. Por un lado, la Bodega Osborne de la calle La Palma albergaba en su interior los conciertos bajo cabecera de FlaMonkey x Fundación SGAE, una propuesta que apostaba por esas voces renovadoras del flamenco que tanto bien hacen por el género. Un muy rockerizado Cristian de Moret, una inmensa Rosario La Tremendita (para muchos, el concierto del festival) y RomeroMartín jugando en casa tan solo un día después de su paso por el Cruïlla XXS protagonizaron las tres citas del Monkey Weekend con el flamenco menos tradicional y más vanguardista. Y por otro lado, el patio de bienvenida al Castillo de San Marcos, con su imponente olivo, servía como peculiar escenario de un Cóctel Bar cortesía de Mangaroca y de los conciertos de Marcelo Criminal, todo solvencia como one man band, y Estrella Fugaz, que revalidaban su éxito del pasado Monkey Week en éste su hermano pequeño.

Se acercaba la noche, y en el Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca nos aguardaba una jornada de las de infarto, con tres propuestas cada cual más salvaje: El Lobo en tu Puerta, cada día más atronadores; Parquesvr, convirtiendo cada canción en un acontecimiento; y Habitar La Mar, todo furia desatada sobre el escenario. A más de uno y de una le siguen pitando los oídos, pero con gusto, eso sí.

El colofón final llegaría con ritmos mucho más relajados, pero no por ello menos bailongos. El Escenario Contrabando, ubicado también entre los monumentales muros del Castillo de San Marcos y todo un clásico del festival, despedía esta cuarta edición al son de Compro Oro, Tito Ramírez y Los Mejillones Tigre (estos últimos también presentados de la mano de AIEnRUTa-Artistas). Rumba, mambo y cumbia repartidas a diestro y siniestro con tanta simpatía como elegancia. Un derroche de virtudes sobre las tablas que convirtieron la traca final en el mejor bálsamo posible contra el entumecimiento muscular.
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Tito Ramírez, el rey del castillo. Foto: Pablo Bernardo.

Y es que si algo nos ha enseñado este Monkey Weekend es que, por fin, estamos en el buen camino hacia la normalidad. Un paso adelante, pues, recuperando sensaciones de antaño y mirando al futuro cercano con más optimismo, sin duda, que nunca.

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