El alcalde José María Román y el comandante del Ejército de Tierra, Agustín Ahedo, explican las actividades que se desarrollarán con motivo del 120 aniversario de la Batalla de Baler y del 121 aniversario del fallecimiento de Enrique de las Morenas
El alcalde de Chiclana, José María Román, ha presentado los actos que se celebrarán con motivo del homenaje al capitán Enrique de las Morenas por el 121 aniversario de su fallecimiento y el 120 aniversario de los héroes de la Batalla de Baler (Filipinas), que se desarrollarán el próximo 22 de noviembre. Una presentación en la que también han estado presentes la delegada municipal de Cultura, Pepa Vela, y el comandante del Ejército de Tierra, en representación del regimiento de artillería de costa número cuatro de Camposoto, Agustín Ahedo.
“Enrique de las Morenas perteneció a ese grupo de hombres del destacamento de Baler y para conmemorar esa batalla nos hemos puesto de acuerdo con el Ejército para celebrar los actos el próximo 22 de noviembre, contando con el coronel, Jesús Ángel Campuzano, además de suboficiales y marineros en representación de la Armada”, ha explicado el alcalde, quien ha añadido que “también contaremos con la presencia de nietos y bisnietos del propio Enrique de las Morenas, así como el cónsul general honorario de Filipinas”. “Su fallecimiento fue muy sentido en Chiclana hasta el punto de que el entonces Ayuntamiento hizo todos los esfuerzos por repatriar sus restos, pero fijnalmente no pudieron trasladarse”, ha manifestado.
Asimismo, el regidor chiclanero ha resaltado que “ahora pretendemos rendir honor a las personas que acompañaron a este insigne militar, así como los esfuerzos de hermanamiento con Filipinas, de ahí el cinefórum que se llevará durante la tarde del día 22”. “Invitar a la ciudadanía a los actos que celebraremos, tanto en la calle Álamo como en el Centro de Interpretación del Vino y la Sal”, ha expresado José María Román, quien ha agradecido al Ejército, así como a José Luis Aragón Panés y a Antonio Benítez “por su participación en la organización de los actos”.
Por su parte, Agustín Ahedo, que ha recibido por parte del alcalde un libro sobre Enrique de las Morenas, ha agradecido al Ayuntamiento de Chiclana “que cuente con el Ejército para este homenaje”. “Nosotros vamos a colaborar en la conmemoración del 120 aniversario de la Batalla de Baler con un pelotón de honores, que organizará un acto a los caídos, poniendo de manifiesto las virtudes militares que atesoró el capitán durante el encierro en Baler”, ha explicado el comandante del Ejército de tierra, quien ha añadido que “durante el acto se depositará una corona de laurel en el monolito a los caídos por España y se procederá a disparos de salvas de fusilería en honor al capitán”.
Cabe reseñar que los actos darán comienzo a las doce de la mañana del día 22 de noviembre en la calle Álamo, para el que se contará con la colaboración del Ejército de Tierra, así como con representación de la Armada. Al acto también está previsto que acudan el nieto del homenajeado, Carmelo de las Morenas, y su esposa Teresa Moneo, y sus bisnietos Carlos de las Morenas, Elena de las Morenas, Pilar de las Morenas, Carmelo de las Morenas y Santiago Gasset, con sus respectivos acompañantes. A todos ellos se sumarán otros familiares, así como el cónsul general honorario de Filipinas en Sevilla, Huelva, Córdoba, Jaén, Jerez, Badajoz, Ceuta y Melilla, José Ignacio Bidón y Vigil de Quiñones.
Cinefórum
Además, a las ocho de la tarde está previsto que dé comienzo el cinefórum ‘Los últimos de Filipinas. Regreso a Baler’, que se proyectará en el Centro de Interpretación del Vino y la Sal. Este trabajo es obra de Jesús Valbuena, que es el director y guionista del documental, que es bisnieto del cabo Jesús García Quijano, natural de Viduerna de la Peña (Palencia), uno de los 33 soldados españoles supervivientes al asedio a la iglesia de Baler. El cabo García Quijano fue el primer herido en el bando kastila (español) durante el primer día del sitio, el 30 de junio de 1898.
El documental refleja el asedio a los denominados ‘Últimos de Filipinas’ en la iglesia de Baler (30 junio 1898 – 2 junio 1899) desde la mirada de sus descendientes y el empeño por rescatar del olvido al último destacamento del glorioso Imperio español donde no se ponía el sol. Narrado por el cantautor Luis Eduardo Aute (nacido en Manila, Filipinas), los testimonios inéditos de sus herederos, españoles y filipinos, recrea un emotivo retorno a la legendaria iglesia donde tuvo lugar el sitio militar más prolongado y paradójico de la historia contemporánea. Aguantaron 337 días y capitularon honrosamente meses después de haber finalizado la guerra, sobreviviendo solo 33 de los 54 que habían quedado sitiados.
Enrique de las Morenas y Fossi
Enrique de las Morenas y Fossi, nacido en Chiclana el 23 de mayo de 1855 y fallecido en Baler, Filipinas el 22 de noviembre de 1898, fue militar y uno de los Últimos de Filipinas. De familia acomodada, su padre era juez, que ejerció en Chiclana y Cabra (Córdoba). En esta última ciudad estudió e ingresó en la Academia de Infantería con 19 años el 26 de junio de 1874 como cadete de infantería. El 2 de abril del siguiente año, durante la tercera Guerra Carlista, accede al empleo de alférez y es destinado al Regimiento de Infantería de la Lealtad número 30, integrado en la División al mando del general Arroyo, que combate a los carlistas en el frente catalán. Participa, entre otras batallas, en una acción en Molins de Rey y posteriormente en el socorro de Seo de Urgel. Por esta última operación es ascendido a teniente por méritos de guerra y más tarde es nombrado, por la R.O. de 2 de junio de 1876, Benemérito de la Patria.
Después de la Guerra Carlista obtiene varias licencias por asuntos propios para atender sus negocios particulares y otra por enfermedad.
Iniciada la Revolución Filipina, en 1896 es ascendido a capitán, embarcando hacia Filipinas el 18 de diciembre de ese año en el vapor Magallanes, integrándose a su llegada en el Batallón Expedicionario número 9, combatiendo en Cabanatuán y San Isidro. Tras su llegada a Baler, procuró devolver la estabilidad al pueblo, muchos de cuyos habitantes lo habían abandonado tras las primeras revueltas. Para ello, solicitó a los pueblos cercanos que enviasen arroz, que escaseaba en el pueblo, Procuró ganarse la confianza de los locales, tanto los afectos a los españoles, como a los que habían participado en el levantamiento, recientemente sofocado. Estableció la prestación personal, denominada ‘polo’, con el objeto de cultivar un huerto junto a la comandancia, medida que resultó impopular entre los nativos.
La calma tensa se escenificó en el asesinato del maestro Lucio Quezón, probablemente, por su cercanía a los españoles. Lucio Quezón era persona cercana al Capitán de las Morenas, y padre del presidente de Filipinas Manuel L. Quezón.
El sitio de Baler
Tras un breve periodo de tranquilidad, el 30 de junio de 1898, durante una patrulla rutinaria, los hombres al mando de Cerezo caen en una emboscada de los insurgentes filipinos, comandados por Teodorico Novicio Luna, en ese momento, comienza el sitio. Los españoles, se refugian en la iglesia del pueblo por ser el edificio más sólido y defendible en caso de prolongarse la situación, que, finalmente, duró 337 días.
Enrique de las Morenas y los tres oficiales establecieron las bases de la defensa, convirtiendo la Iglesia en un bastión. Recibidas intimaciones para la rendición, Enrique de las Morenas respondió a las mismas contestando que no se rendiría, e incluso, obviándolas, y no contestándolas. En algún caso llegó a contestar de manera provocadora a los sitiadores. El 19 de julio, el Coronel Villacorta intima a la rendición, haciendo responsables a los oficiales de las desgracias que pudieran ocurrir. De las Morenas contesta: «A las doce del día de hoy termina el plazo de su amenaza; los oficiales no podemos ser responsables de las desgracias que ocurran; nos concretamos a cumplir nuestro deber, y tenga usted entendido que si se apodera de la Iglesia será cuando no encuentre en ella más que cadáveres, siendo preferible la muerte a la deshonra”.
En días posteriores, los sitiadores enviaron a dos sacerdotes franciscanos con el objeto de convencer a los sitiados de que su resistencia era inútil. El capitán de las Morenas decidió que se quedasen en la Iglesia. Los sitiadores reclamaron a los dos sacerdotes, por considerarlos sus prisioneros. De las Morenas contestó con ironía, que se quedaban allí, por no ser parlamentarios y «porque creíamos que ustedes nos los mandaban para que nosotros, como somos españoles, les socorriéramos, pues ustedes no tendrían que darles de comer, ni gusto en tenerlos a su lado. Agradeceríamos que nos remitiesen ustedes lo que tengan allí de ellos si algo les han dejado».
El día 6 de septiembre se desarrolló una conversación entre oficiales de un bando y otro, y preguntado el Capitán de las Morenas si se iba a rendir, tras una carcajada, respondió: «¿Qué en qué quedamos? Muy sencillo, ustedes se retiran a sus trincheras y nosotros nos quedamos en nuestra Iglesia, con que adiós y pasarlo bien.»
El 18 de octubre, Alonso muere de beriberi, tomando el mando del destacamento Martín Cerezo hasta el final del sitio, en junio de 1899. En aquel entonces De las Morenas ya estaba enfermo, y se fue agravando gradualmente. El 22 de noviembre, Enrique de las Morenas, fallece de beriberi.
En septiembre de 1899 es ascendido a título póstumo al grado de Comandante. En 1901 se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando de Segunda Clase. Tiene dedicadas calles a su nombre en Chiclana, Cabra, Baena, y una plaza en Madrid. Sus restos, y los de los otros fallecidos durante el sitio, fueron trasladados a España desde Baler. Está enterrado en el Cementerio de la Almudena en el Mausoleo de los héroes de Cuba y Filipinas.