La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado el trabajo ‘Pulse survey’ en el que alerta de que, más de un año después del comienzo de la pandemia del coronavirus, en el 90 por ciento de los países los servicios sanitarios esenciales siguen interrumpidos por el Covid-19.
Sin embargo, ha reconocido que la magnitud y el alcance de las interrupciones ha disminuido a nivel general, ya que en 2020, los países informaron que, de media, aproximadamente la mitad de los servicios de salud esenciales se vieron interrumpidos, si bien en los primeros 3 meses de 2021, poco más de un tercio de los servicios han estado interrumpidos.
De hecho, más de la mitad de los países consultados afirman haber contratado personal adicional para impulsar la fuerza laboral sanitaria, redirigiendo a los pacientes a otras instalaciones de atención, y cambiando a métodos alternativos como servicios domiciliarios, prescripciones de tratamientos para varios meses o incrementando el uso de la telemedicina.
Además, la OMS y sus socios han estado ayudando a los países a adaptar sus procesos para que puedan responder mejor a los desafíos que enfrentan sus sistemas de salud, fortalecer la atención primaria de salud, y promover la cobertura universal de salud.
«Es alentador ver que los países están comenzando a reconstruir sus servicios de salud esenciales, pero queda mucho por hacer. La encuesta destaca la necesidad de intensificar los esfuerzos y tomar medidas adicionales para cerrar brechas y fortalecer los servicios. Será especialmente importante monitorear la situación en los países que estaban luchando por brindar servicios de salud antes de la pandemia», ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Ahora bien, el organismo de Naciones Unidas ha avisado de que los países todavía tienen que tomar decisiones importantes para responder al COVID-19 que pueden afectar negativamente al acceso a la atención para otros problemas de salud. Y es que, continúa el cierre temporal de instalaciones y servicios de salud.
De hecho, aunque es posible que hayan contratado personal nuevo, el 66 por ciento de los países sigue informando que las razones relacionadas con el personal sanitario son las causas más comunes de interrupciones en los servicios.
Además, las cadenas de suministro también siguen interrumpidas en casi un tercio de los países, lo que afecta a la disponibilidad de medicamentos esenciales, diagnósticos y equipos de protección individuales necesarios para brindar atención de manera segura y eficaz.
«Los esfuerzos de comunicación deben ampliarse aún más: más de la mitad de los países informan interrupciones en el servicio debido a que los pacientes no buscan atención y debido a la desconfianza de la comunidad y al temor de infectarse», ha añadido la OMS.
PROBLEMAS FINANCIEROS, PRINCIPALES CAUSAS DE LAS INTERRUPCIONES
Mientras tanto, el 43 por ciento de los países citan los desafíos financieros como las principales causas de interrupciones en la utilización de los servicios. Como resultado, millones de personas siguen perdiendo atención médica vital.
«En términos de servicios, el mayor impacto reportado por casi la mitad de los países es la provisión de atención primaria diaria para prevenir y manejar algunos de los problemas de salud más comunes. La atención a largo plazo para afecciones crónicas, la rehabilitación y los cuidados paliativos al final de la vida también están gravemente interrumpidos, lo que afecta gravemente a las personas mayores y a las personas que viven con discapacidades», ha dicho la OMS.
Además, apostilla, las intervenciones de atención quirúrgica, crítica y de emergencia que pueden salvar vidas todavía se ven interrumpidas en aproximadamente el 20 por ciento de los países, lo que refleja las consecuencias indirectas más inmediatas de la pandemia. Dos tercios de los países también informan de interrupciones en las cirugías electivas, con consecuencias acumuladas a medida que la pandemia se prolonga.
Entre los servicios de salud más afectados (es decir, aquellos para los que más del 40% de los países informan interrupciones) se encuentran los de trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias; enfermedades tropicales desatendidas; tuberculosis; VIH y hepatitis B y C; detección de cáncer y servicios para otras enfermedades no transmisibles, incluidas la hipertensión y la diabetes; planificación familiar y anticoncepción; atención dental urgente; y desnutrición.
La encuesta ha revelado que también persisten graves lagunas para abordar las interrupciones de los servicios en ambas áreas. Y es que, más de un tercio de los países todavía informan sobre interrupciones en los servicios de inmunización, a pesar de los avances en los países que reducen las interrupciones en los servicios de inmunización en los establecimientos de salud y los servicios de inmunización de «alcance» en aproximadamente un 20 por ciento y 30 por ciento respectivamente, en comparación con 2020.
«La pandemia de COVID-19 sigue planteando serios desafíos para la salud mundial más allá del impacto de la enfermedad en sí misma. Para los niños, las interrupciones en los servicios de vacunación tienen graves consecuencias. A medida que ampliamos la entrega de vacunas COVID-19, tenemos que asegurarnos de que esto no se produzca a costa de las vacunas infantiles esenciales. No podemos permitir que la lucha de hoy contra COVID-19 socave nuestra lucha contra el sarampión, la poliomielitis u otras enfermedades prevenibles con vacunas. Las interrupciones prolongadas de la inmunización tendrán consecuencias a largo plazo para la salud de los niños. El momento de ponerse al día es ahora», ha zanjado la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.