El pueblo de Ubrique se volcó, casi literalmente, con Adrián. Un vecino que con su baile y su manera de ser ha conquistado no sólo al pueblo sino a media España. Ayer terminaba en tercera posición en la final de Fama A Bailar, una noche plagada de sentimientos, emociones y sorpresas que en Ubrique vivieron así.
Así respondían los vecinos de Adrián Manzano a su grito de guerra, que no es otro que el nombre de su pueblo. El joven bailarín no había visto la que había montada en Ubrique, ni siquiera sabía por donde iban los tiros pero a buen seguro que el aliento de los ubriqueños llegaba a la gala final de Fama A Bailar. El municipio estaba, literalmente, entregado.
Al final un tercer puesto que habla a las claras del talento, el arte, el esfuerzo y la maestría de Adrián. Un tercer puesto muy meritorio pero que sólo es un aditivo más a todo lo que ha conseguido.
Porque Adrián, con su manera de ser y de bailar, ha enamorado a un jurado, a un público y a un pueblo. Trece semanas de aprendizaje y crecimiento constante. Trece semanas alejado de los suyos, que ya le reclaman.
Ahora toca recoger los frutos del buen trabajo realizado y recibir el calor de los suyos de primera mano, lo que supondrá un impulso enorme a la hora de seguir trabajando para seguir soñando.