La noche de este pasado sábado no fue como otra cualquiera. Buena prueba de ello es lo que ocurría al principio en la Plaza Mayor, donde se reunieron cientos de personas alertadas por la invasión zombie que estaba a punto de llegar a Chiclana.
Esa premisa, fue la que fue ambientando las primeras horas donde se fueron dando las instrucciones previas para que todos los participantes supiesen parte de lo que se iban a encontrar en una noche que se tornó muy larga.
Las ganas de pasarlo bien estaban muy presentes, y por allí como el año anterior estuvo el delegado municipal de Juventud, José Alberto Cruz, que estuvo muy pendiente de la organización para que todo estuviese a punto.
El recorrido comenzó rápidamente en cuanto se dieron las claves sobre todo el proceso de caza que para muchos supuso largas carreras y un esfuerzo extra por evitar ser capturados por estos no muertos. No quedó ningún rincón por el que transitar y muchos sustos al cabo de la esquina en algún punto más o menos oscuro.
Esta segunda edición contó además, con la ruta de la tapa zombie, donde los propios hosteleros pusieron de su parte varias creaciones con tintes gastronómicos un tanto truculentos, pero con buen sabor y buen aspecto.
Era una manera, tal y como se anunció en rueda de prensa, de ofrecer un atractivo al centro de Chiclana donde tanto participantes como personas que observaron el evento, pudiesen disfrutar de esta terrorífica noche.