Que Monkey Weekend, como su hermano mayor Monkey Week, no es un festival al uso es de sobras conocido. Su naturaleza urbana, su apuesta decisiva por el talento nacional más emergente o la peculiaridad de muchos de sus espacios -un garage en plena calle, un castillo en el corazón de la ciudad…- le convierten en una rara pero grata avis en el ecosistema de los festivales de nuestro país.
La segunda edición de Monkey Weekend, celebrada este pasado fin de semana un año más en El Puerto de Santa María, ha ratificado sin duda esta singular idiosincracia. Bastaba echar un vistazo a la cara de felicidad de los numerosos asistentes o, en algunos casos también, su cara de asombro. Esa locura de karaoke con Los Jaguares de la Bahía, ese circuito de música tradicional por patios de casas palacio, o conciertos como los del Escenario Ron Contrabando en el interior del Castillo de San Marcos, con estrellas como Soleá Morente & Napoleón Solo o Guadalupe Plata brillando entre sus históricos muros han sido sin duda momentos, imágenes para el recuerdo.
Alrededor de 2.000 personas han desfilado por dichos escenarios durante todo el fin de semana, al igual que por otros espacios de toda índole y condición: terrazas tan concurridas como la de La Cristalera y que albergaba el tropical Escenario Mangaroca junto al río; y salas hasta la bandera -el lleno absoluto de Carolina Durante ha sido uno de los highlights del festival sin duda- y que integraban el variado Circuito Fundación SGAE como Guateque, Gold y Milwaukee.
No olvidemos ese Martina convertido en un auténtico fiestón de la mano de Jägermeister y de directos memorables como el de Los Nastys; o el increíble ambiente que se crea en la Casa Monkey Week, heredera entre sus mismas paredes de la antigua Casa Happy Place; o la belleza de la Bodega de Mora y esa coda final al son magistral de Pájaro… o esa otra Bodega, la del Castillo de San Marcos, habilitada como discoteca para la ocasión y que se ha revelado como el recinto más adecuado a todo fin de fiesta.