La Policía Nacional ha desmantelado en Chiclana de la Frontera un laboratorio de cocaína en el que se pretendía ‘cocinar’ la cocaína, tanto para extraer la sustancia estupefaciente de distintos soportes tras su introducción en España desde Sudamérica, como para adulterarla posteriormente. En la operación han resultado detenidos el principal investigado junto con otras siete personas, al tiempo que se han intervenido 2.500 gramos de cocaína, productos químicos contenidos en garrafas y diferentes sustancias precursoras distribuidas en envases y recipientes.
Según informa la Policía en una nota, la investigación se inició el pasado mes de julio tras tener conocimiento de que en Chiclana se había formado un grupo criminal para la adquisición de grandes cantidades de precursores y otras sustancias de corte con las que se estaban dedicando a elaborar numerosas cantidades de sustancias estupefacientes, principalmente cocaína.
Para ello, habían instalado un laboratorio clandestino en Chiclana en un chalet ‘ocupado’ en una de las zonas residenciales más cotizadas de la localidad, cercana a la playa de la Barrosa, una zona que llamó la atención de los investigadores puesto que no era una ubicación muy usual para este tipo de laboratorios, que normalmente se ubican en zonas rurales, despobladas, en las que tienen mayor facilidad para pasar inadvertidos, sin ser detectados por los humos y fuertes olores que desprenden los procesos químicos necesarios para elaborar la cocaína.
La Policía ha detallado que, por ello, los investigados no se sentían seguros, por lo que poco tiempo después decidieron trasladar su ‘cocina’ a uno de los barrios más conflictivos, en el otro extremo de la ciudad, donde permanecía vigilada las 24 horas del día y donde cualquier tipo de vigilancia o presencia policial debía ser rápidamente detectada.
A pesar de ello, las investigaciones, dirigidas por la Fiscalía Antidroga y por el Juzgado de Instrucción número 1 de Chiclana de la Frontera, siguieron su curso hasta poder desenmascarar la trama delictiva, encabezada por un individuo de 27 años con numerosos antecedentes y en la que participaban también otros miembros de su familia.
La investigación comenzó a cobrar interés para los investigadores a partir del mes septiembre, cuando constataron los contactos del principal investigado con ciudadanos colombianos, uno de los cuales viajó directamente desde Colombia hasta Chiclana, donde permaneció varios días trabajando en el laboratorio, tras lo cual regresó directamente a Bogotá.
Los investigadores, además, tenían constancia de que el joven de 27 años estaba iniciándose en la elaboración de cocaína, y tras unos primeros intentos fallidos este verano, en los que no consiguió los resultados deseados, estaba comenzando a adquirir los conocimientos y la experiencia necesaria, por lo que la producción comenzaba a ser considerable.
Para ello, la Policía ha detallado que contaba con la ayuda de expertos con los que mantenía contacto, siendo detectado el último de ellos recientemente, cuando los agentes de la observaron que se trasladó hasta el aeropuerto de Sevilla para recoger a un presunto colaborador.
Este hecho fue determinante para que los agentes decidieran intervenir y solicitar los oportunos registros, ya que sabían que la organización daba rápida salida a la droga que producían, la cual a su vez redistribuían entre varios puntos de venta de Chiclana y otras localidades limítrofes.
Así, en la mañana del 1 diciembre cuando agentes de la Udyco, tanto de Cádiz como de la Central, y del Greco, irrumpieron de manera simultánea en seis domicilios, una finca en el Pago del Humo y en un taller de reparación de vehículos, en busca de pruebas e indicios con los que inculpar a los integrantes de la trama criminal.
Los agentes no solo confirmaron la existencia del laboratorio clandestino, sino que se lo encontraron en pleno funcionamiento. Según la Policía, los detenidos acababan de producir una cantidad superior a 1.000 gramos de cocaína, la mayor parte de la cual ya habían embolsado perfectamente al vacío y se hallaba dispuesta para su redistribución.
Además, los agentes encontraron otra partida de 1.200 gramos de cocaína en proceso de elaboración. Para ello contaban no solo con numerosas sustancias químicas, sino también con diversos aparatos y electrodomésticos, entre ellos una una máquina hidráulica de grandes dimensiones para prensar la droga, además, de los habituales sellos con los que marcar las diversas partidas de cocaína a las que daban salida. Se hallaron cantidades importantes de precursores y sustancias de corte.
Además de cocaína, con un total de 2,5 kilogramos, los policías intervinieron una cantidad menor de heroína, 30 gramos, que estaban mezclando con la cocaína para producir pequeñas dosis de ‘rebujito’ (sustancia mezcla de heroína y cocaína), cuyo consumo esta creciendo en las localidades de la Bahía de Cádiz y que somete a sus consumidores a una fuerte adicción. También hay que sumar pequeñas cantidades de MDA, hachís y marihuana.
Asimismo, los agentes hallaron otras cantidades menores de cocaína en el resto de los registros, principalmente en el taller de vehículos, donde trabajaban tres de los investigados, así como 5750 euros ocultos en el domicilio del cabecilla de la organización, así como varios turismos y dos escopetas de caza con numerosa municición y otras armas modificadas.
En total, se han practicado ocho detenciones. La investigación, ha detallado la Policía, continúa para recabar el mayor número de indicios y pruebas incriminatorias posibles con las que completar la instrucción del caso, así como con el estudio y análisis de las sustancias intervenidas.
La investigación ha sido desarrollada por agentes del Greco Cádiz y de la Udyco Central de la CGPJ y la Udyco de la Comisaría Provincial de Cádiz.